Shell Eco-marathon Europe: la carrera perdida

Entradas, Reportajes

Pablo VelasquezUn litro de gasolina y un coche desarrollado por alumnos de ingeniería de universidades europeas. Gana quien recorre más kilómetros con tan exiguo repostaje. Desde hace casi veinte años la compañía Shell organiza este certamen que, según la opinión de Miguel Ángel Oliva, profesor del Departamento de Ingeniería Mecánica y Energía de la Universidad Miguel Hernández se realiza por motivos de imagen de la multinacional. Oliva es el coordinador del Dátil, el coche que compite por su universidad y que en la edición del año pasado (Dátil-10) obtuvo una marca de casi 600 kilómetros frente a los casi 5.000 del ganador Polytech´Nantes. Cuestión de, entre otros factores, presupuesto: 10.000 euros frente a 5 millones de euros.

El Dátil-11 competirá los próximos días 26, 27 y 28 de mayo en el circuito de Lausitz, situado al sur de Berlín. Puesto que es un coche con poca sección frontal y muy aerodinámico, las mejoras que se pretenden introducir se centran en el motor, que este año se diseña y se elabora específicamente para esta competición. Los motores del bajo tamaño que exige esta competición suelen estar pensados más para ganar potencia que para reducir consumo, que es la estrategia que está desarrollando el equipo de ocho alumnos que coordina el profesor Oliva. De este modo, el motor del Dátil-11 está diseñado para  girar a bajas revoluciones, además de tener un recorrido muy largo del pistón, que le permite aprovechar mejor los gases de combustión. Está inspirado en lo motores de mayor rendimiento, que son los motores estacionarios y los motores de los grandes barcos, que son los que tienen mayor rendimiento de explosión actualmente.

El Dátil-10 junto a sus creadores y a Miguel Ángel Oliva (cuarto por la derecha), profesor coordinador del proyecto

Aunque es uno de los objetivos para las próximas ediciones, este año el Dátil-11 no incluirá pilas de combustible de hidrógeno, puesto que los alumnos del profesor del Departamento de Materiales Pablo Velásquez, que trabaja desarrollando esta tecnología, se encuentran terminando el proyecto de fin de carrera en el extranjero y no podrán participar. Sin embargo, trabajar con hidrógeno tiene una dificultad añadida, puesto que para cumplir la normativa de competición todo tiene que ser de acero inoxidable mientras que en el laboratorio pueden utilizar otros materiales más económicos.

El equipo de la Universidad Miguel Hernández de Elche siempre ha sido un grupo humilde, y este año todavía más por la falta de patrocinio debida a la crisis: “En años anteriores empresas como el grupo Inercia y la CAM también colaboraban. Ahora la ayuda se reduce a la Escuela Politécnica Superior de Eche, al Vicerrectorado de Proyección Institucional y a SEUR, que transporta los equipos de España y Portugal al lugar de la competición”. La participación en esta carrera lo que aporta es la experiencia a los alumnos más que un verdadero avance del conocimiento para el diseño de motores que puedan llegar a circular por las carreteras, más aún en los niveles presupuestarios en los que se mueve el equipo de la Universidad Miguel Hernández. Según comenta Velásquez con resignación: «Los grandes equipos pueden pedir que les hagan las piezas diez mil veces si hace falta, aunque la gracia está en que lo hagan todo los alumnos. Nosotros una sola vez y va que chuta. Y no la mires feo…”

Related Articles

1 Comment

Reply Cancel

Back to Top